Wednesday, July 14, 2010

ÚLTIMO DIA, El problema


Desde el momento en que pisé por primera vez el suelo africano aquel verano del 2008 hasta ahora mismo que sobrevuelo y abandono sus fronteras, he intentado continuamente responderme a este pregunta: ¿Cuál es la raíz del problema? Por supuesto esa pregunta ya rondaba antes por mi cabeza, pues no me refería solo a África, lo cual sería generalizar mucho (no toda África está igual, y los africanos, a pesar de la unión que forja el sufrimiento mutuo que padecen, son muy distintos incluso dentro de un mismo país) así como olvidar otros casos periféricos no menos relevantes (Asia, Latinoamérica, o los que conocemos como el cuarto mundo, los desgraciados de las sociedades avanzadas).

He estado tiempo, mucho tiempo buscando la respuesta y no la encontraba. La duda, la inexperiencia o el desconocimiento crean una ansiedad enorme. O te alienas o te vuelves loco, pero sobrevivir con la conciencia tranquila era, para mi, imposible.

Hoy creo haber encontrado la respuesta. Hoy es una de las pocas certezas que tengo en la vida.

Ha sido tan sencillo como mirarse al espejo. De repente, me he dado cuenta de que he estado mirando a través de un cristal todos estos años intentando ver qué había al otro lado, pero no podía por una sencilla razón: lo que tenía que hacer era separarme de ese cristal y darme cuenta de que enfrente no había más que un espejo. Al separarme, hoy, me he visto reflejado. Me he visto a mi mismo, he visto al ser humano, he comprendido cuál es su condición y he respondido a la pregunta por la cual el mal acampa en el mundo. La respuesta está en el individualismo.

El hombre es un ser social, lo que hace, lo hace en comunidad (en familia, en tribu, en clan, en sociedad…). En cuanto pierde la perspectiva del bienestar comunitario y del reparto de bienes de manera equitativa entre los miembros de un grupo surge el conflicto. También se puede dar el individualismo grupal, es decir, trabajamos para el bien de nuestra comunidad, pero perjudicamos a otra vecina (luchando con ella) o a otra futura (heredándole un ecosistema destrozado e insostenible).

Los recursos son limitados, cierto, pero lo que hay en este mundo es suficiente para que todos vivamos dignamente. Y no es así. ¿Por qué? Porque esos recursos están mal repartidos. Hay un desequilibrio ¿Y qué culpa tengo yo si no he hecho más que nacer en una sociedad avanzada? ¿Acaso es eso un delito? En el acto de nacer en una sociedad rica no hay culpa, pero ante el conocimiento de la desigualdad, la omisión de acción sí es una culpa. Porque el ser humano tiene la capacidad de arreglar esa desigualdad, en la medida en que su posición en la sociedad se lo permita. Cada uno tiene la posibilidad de hacerlo en su círculo, yo con mi entorno local y el político en su entorno global, desde lo más íntimo, una relación de pareja, hasta lo más amplio, las relaciones internacionales.

Pero no es fácil, significa una lucha continua contra ese instinto egoísta. Significa sacrificar el bienestar rápido y personal por otro más lento y grupal. Es difícil, si. Es una lucha diaria, si. Pero el resultado es un reparto equitativo y justo. Porque en cuanto pierdo la perspectiva del bienestar del grupo y sólo busco el mío empieza un problema que puede ser muy pequeño (lucho por la mejor butaca) o muy grande (lucho por el dominio de una tierra), pero la raíz del problema es la misma: el egoísmo, la búsqueda del placer para uno mismo, el individualismo.

Y las sociedades avanzadas contemporáneas promueven ese individualismo como progreso y avance de la Sociedad del Bienestar, cuando lo cierto es que eso provoca la destrucción de la propia sociedad y por tanto, paradójicamente, del individuo.

Lo sé porque lo he experimentado, porque lo he vivido en mis carnes. No es mi intención sermonear, dar pena, colgarme medallitas o buscar un hombro sobre el que llorar mis amarguras. Mi intención es no faltar a la verdad, decir lo que pienso, buscar las razones, exponer mis argumentos, preguntarme y responder en la medida de lo posible. Y lo hago escribiendo por la sencilla razón de que es la única forma en que se hacerlo. En este mundo hay quien tiene la capacidad de hablar en público, otros de hacerlo en una conversación privada, y hay quien se expresa por medio de la palabra escrita. Ese es mi medio y así lo expreso.

2 comments:

  1. Simplemente impresionante. Esta última reflexión esconde toda una teoría (o mejor dicho, práctica) sobre el misterio del hombre, de la vida y del mundo actual. La mayor felicidad se encuentra dándose al otro, pero el placer momentáneo (no confundir con felicidad) nos hace equivocarnos. Grande saberlo y más grande todavía difundirlo. Un día te dije que tenías algo grande que demostrarle al mundo, y creo q vas por buen camino hermano. Eres todo un filósofo.

    ReplyDelete
  2. Pues sí, Gonzalo, has dado con una de las claves, probablmente la principal. Y por supuesto que se pueden hacer cosas para salir de ese individualismo (a través de pequeños y grandes sacrificios personales, como has dicho). Pero haría falta que TODO el mundo se diera cuenta de eso para cambiar las cosas. Y el problema es que la mayoría de los que realmente pueden hacer algo ya lo saben y no les conviene hacerlo.
    Las cosas en general tienen difícil arreglo, pero bueno, habrá que seguir alzando la voz y haciendo lo poquito que se pueda.
    Un saludo, filósofo.

    ReplyDelete